Si bien a lo largo de nuestros
veintitantos años hemos vivenciado algunos gobiernos con un tinte más social en
nuestro país, la realidad es que estamos inmersxs en un sistema mundial
neoliberal. El mismo, instala ideas ligadas a la meritocracia y la competencia,
fomentando el egoísmo y la desigualdad entre ciudadanxs, a tal punto que,
creemos que dicha desigualdad es algo “natural”. Para lxs neoliberales, cada
quien es lo que es por la herencia o las decisiones personales, haciendo foco
en que es el esfuerzo personal lo que saca a cada unx adelante.
La lectura del texto nos permite preguntarnos qué
pensamos cuando escuchamos hablar de pobreza. La realidad es que, usualmente la
asociamos a falta de recursos económicos, pero la autora nos invita a entender que,
este sistema neoliberal del que hablábamos, trae como consecuencia múltiples
pobrezas. Por un lado, la ya conocida pobreza económica, pero también, explica
la pobreza de protección, no solo en cuanto a la inseguridad, sino también, “el miedo a la pérdida de empleo, el miedo a
la inestabilidad y a la inseguridad del empleo en negro, o el miedo a
la sanción por el discenso, el miedo a participar y el miedo al
terrorismo institucional internalizado”. [1]
Esta pobreza de protección, lleva
a que, en un contexto tan individualista, decaiga la organización y participación
social, generando otro tipo de pobreza, que denomina como “pobreza política o
de participación social”. El discurso neoliberal fomenta esta situación e
interviene en la creación de discursos hegemónicos que dificultan el
pensamiento crítico respecto al contexto, haciendo que sea difícil para lxs
ciudadanxs reflexionar sobre la realidad en que están inmersxs. Esto es lo que
Sirvent reconoce como “pobreza de comprensión”.
La autora nos habla entonces de
un “pensamiento único neoliberal” que define como “una manera de ‘ver’ o ‘analizar’ la realidad por la cual consciente o
inconscientemente vamos legitimando esta realidad regresiva, injusta y absurda
que vivimos como la que tiene que ser y no puede ser de otra manera”. Este
pensamiento único y hegemónico está ligado a la pobreza de entendimiento, ya
que al no poder reflexionar de forma crítica respecto a nuestro entorno, se
dificulta reconocer que existe otra realidad alternativa a la que nos propone
el sistema neoliberal. A su vez, podemos decir que está basado en lo que el
texto denomina como “falacias neoliberales” que se instalan en nuestro sentido
común y nos llevan a naturalizar cuestiones como la pobreza, la falta de
empleo, la violencia. Como consideramos esto de forma inevitable, no accionamos
al respecto, no reclamamos a lxs reales culpables, sino que nos culpabilizamos
entre nosotrxs o buscamos “enemigos comunes” como por ejemplo las personas
extranjeras viviendo y trabajando en el país.
Pero no todo es tan negativo y
pensar esta situación con un ojo crítico permite reconocer un “talón de Aquiles”
en el pensamiento único: éste desestima la capacidad de lxs seres humanos de
problematizar la realidad. Por eso mismo, la autora propone un camino par acentuar
ese talón de Aquiles y para deconstruir la realidad conformada por este pensamiento
común. Lo que se plantea es comenzar por deconstruir el sentido común,
empezando por aquellos dichos y refranes instalados para destruir finalmente
las categorías y conceptos que estructuran las múltiples pobrezas que se
fomentan con el discurso neoliberal.
La deconstrucción implica primero
destruir para después volver a construir. Por eso es importante repensar el
sentido común para reconocer y diferenciar el conocimiento real del
conocimiento enlatado propagado por los medios hegemónicos de comunicación. Desde
nuestro lugar de docentes es importante dar lugar a las repreguntas para
trabajar sobre nuestro sentido común, así como también fomentar la “memoria
colectiva”, objetivar nuestra realidad y promover el pensamiento crítico para
llevar adelante una mayor participación social y política, una organización colectiva
para la acción. Por eso, un camino interesante a recorrer para desnaturalizar
las múltiples pobrezas es comenzar efectivamente por la pobreza de comprensión,
para fomentar la acción social que deje de lado la individualidad que condena a
la pobreza de participación. De esta forma, se puede visualizar la pobreza de desprotección
causada por un estado ausente y llegar así a entender las problemáticas que
generan la pobreza económica.
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