Estuvimos trabajando en clase con las
películas "Las aguas bajan turbias" de Hugo del Carril (ferviente
peronista, intérprete de la conocida Marcha, prohibido con la llegada de la Revolución
Libertadora y nuevamente tras el golpe del ‘76) y "Los traidores" de
Raymundo Gleyzer. Desde dos perspectivas bastante diferentes acerca de los
sindicatos en la Argentina, pudimos hacer una comparación entre ellas.
En la película de Hugo del Carril, nos
encontramos con hombres y mujeres se
emplean como trabajadorxs en los yerbatales del Alto Paraná. Desde
el comienzo podemos percibir los malos tratos de los patrones y la situación de
esclavitud en que se encontraban: lxs obligaban
a trabajar en condiciones infrahumanas, aun si ellxs no querían. Trabajaban
para un patrón quien lxs castigaba si no hacían lo que él les ordenaba. Además
de los maltratos en torno a lo laboral, había bajezas e incluso a la mujer se
las veía como objeto sexual del cual podían poseer cuando ellos quisieran. No
había posibilidades de escapar, en cuanto lo intentaban, eran perseguidxs y
asesinadxs. Es entonces cuando, lxs trabajadorxs, se enteran de la existencia
del Sindicato, como "algo" que lxs defendía del maltrato de los
patrones. La explicación acerca de lo que el sindicato representaba, se da con
la llegada de una carta desde el Sur que uno de los trabajadores del yerbatal
lee en voz alta: "un solo hombre no puede levantar un tronco pesado, pero
todos juntos sí". Los sindicatos llegaban para unificar a todxs lxs
trabajadorxs y los protegerles de todo aquel que quiera violar sus derechos
laborales. La intención es bien clara: con imágenes crueles y lastimosas comienza
la película y continúan hasta los últimos minutos cuando se organizan
motivadxs por ese “sindicato salvador” que los guía. Publicada en el año 1952,
Las aguas bajan turbias viene a recordarle al pueblo argentino lo que Perón les
trajo…
Respecto a “Los traidores”, si bien no
hay una crítica explicita al sindicato como organización, sí la hay en torno a
los sindicalistas líderes. Trata sobre la vida de un militante peronista,
delegado sindical, que comienza a corromperse a medida que va ascendiendo
dentro del sindicato, hasta llegar a ser la cabeza del mismo. Con cierta
connotación mafiosa, haciendo "negocios sucios" con personas
estadounidenses y con lxs dueñxs de las empresas y haciendo tratos con la
policía para que secuestren gente, el director nos presenta a este sindicalista
que traiciona a su propia gente con tal de sacar beneficios. Es una clara
referencia de lo trabajado tiempo atrás respecto a la fetichización del poder:
cuando lxs políticxs, elegidos por el pueblo, se corrompen y ese poder obediencial
que habían recibido se voltea y termina siendo el pueblo el que obedece. En
este caso, aquel hombre que desde su lugar de empleado, velaba por los derechos
propios y de sus compañerxs, asciende, apoyado por ellxs mismxs y finalmente los
traiciona. Nuevamente, la intención del director es concisa: sin publicarse en
el circuito comercial y manteniéndose en reuniones clandestinas de grupos de
izquierda, la película invita a hacer una crítica sobre cierta burocracia
sindical y tomar cartas en el asunto…
Es interesante preguntarnos hasta qué
punto será cierto todo esto. Nunca sabremos la verdad, pero creemos que hay
algo de cierto en ambas películas. Efectivamente los sindicatos sirven para
defender los derechos de lxs trabajadorxs, para parar los abusos de empleadores
y gobernantes y para hacer valer nuestra fuerza de trabajo. Pero cuando lxs
sindicalistas buscan poder lo quieren conseguir a toda costa, haciendo
"negocios sucios" y dándole la espalda a lxs trabajdorxs.
Como futurxs docentes consideramos
importante la participación en la actividad sindical en movilizaciones, porque
creemos que luchando todxs juntxs por un mismo objetivo podemos conseguir que
respeten nuestros derechos e incluso obtener otros que nos merecemos y que
todavía no conseguimos. Adherimos a la idea de que, la manera de luchar, es saliendo
a las calles y haciendo ruido para que el gobierno nos escuche. Pero la
realidad es que, no creemos que podamos participar más activamente dentro de las
cuestiones burocráticas y administrativas del sindicato, sería altamente
decepcionante encontrarnos con situaciones de desprecio a lxs trabajadorxs, de
mal manejo de reclamos, o aun peor, casos de corrupción.
Por otro lado (y no tan lejano a lo
trabajado) no queríamos dejar de hablar acerca de los hechos sucedidos el
miércoles pasado, 18 de Septiembre, en Chubut. Dos maestras fallecieron en un accidente
volviendo de una marcha en la cual pedían que les paguen el sueldo ya que hacía
nueve semanas que no les pagaban. Ellas creían en la lucha que el sindicato y
que todxs estamos haciendo por nuestros derechos laborales, si el gobierno no fuese
tan corrupto y le importara aunque sea un poco el pueblo, pagaría el sueldo de
lxs maestrxs en Chubut y hoy Cristina Aguilar y Jorgelina Ruiz Diaz estarían
vivas. Reivindicamos altamente la lucha docente y acompañamos a todxs aquellxs
que luchan para dejarnos un terreno más allanado.
Para
estas luchas contra el gobierno y sus políticas educativas el sindicato está
presente y es lo mejor que tenemos (hasta ahora), pero no nos olvidemos de la
película "Los Traidores" y lo que nos muestra... Los sindicatos
pueden cumplir el rol de "Justicieros" o "Mafiosos".
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