Ir al contenido principal

Entendiendo el por qué de las leyes educativas de nuestro país


En las últimas clases estuvimos trabajando con tres leyes centrales para la educación en nuestro país: la "Ley 1420" (1884), la "Ley Federal de Educación" (1993) y la "Ley de Educación Nacional" (2006).
Como podrán notar, la diferencia de años entre la primera ley respecto a las otras dos, es muy grande. Por el cual, a la hora de leerlas y analizarlas, hay que tener en cuenta el contexto en que fueron elaboradas y aprobadas  y las diferentes costumbres y culturas de la sociedad en dichos contextos.
Previo a 1884 la escuela no era obligatoria, por ende, no había muchas personas escolarizadas. Quienes tenían garantizado el acceso a la educación, eran lxs oligarcas, quienes se educaban de manera particular en sus casas para así poder seguir estudios universitarios. Podían encontrarse también, algunos casos de centros de educación municipales, pero mantenidos por la comunidad misma.
En el plano económico, el mundo se regía por un proceso de producción capitalista (Fordismo). En Argentina, el modelo agroexportador marcaba la agenda económica, y lxs oligarcas necesitaban “ordenar el país” según sus propios intereses. Es por eso que, se necesitaba formar en el país ciudadanos que fueran funcionales a esos intereses de la clase dominante. Surge entonces, con la Ley 1420 la escuela “obligatoria, gratuita, laica y común”.
Se necesitaba homogeneizar a todxs e inculcarles los valores patriotas, los valores nacionalistas. Buscaban construir una idea de “argentinidad”, que todas las personas amen a la patria, que aprendan a ser ciudadanxs. Es por eso que se necesitaba que la escuela fuera obligatoria: era la manera más simple de llegar con estas ideas a todxs los ciudadanxs del país. Pero para que no sea solo un privilegio de la clase adinerada, se proclama una educación gratuita, para que así, incluso las clases más bajas pudieran acceder a ella, permitiéndole al Estado una real homogeneización.
Por otro lado, en un contexto donde la Iglesia Católica tenía un gran poder de decisión, el hecho de sentenciar una educación laica permitía poner foco en la ciudadanía, la Nación, el sentimiento patrio y no en los valores religiosos. El Estado y la oligarquía necesitaban quitarle ese gran poder a la Iglesia para que, dentro de esta puja de intereses personales, prevalezcan los suyos.
Siguiendo esta línea de homogeneización, se necesitaba que la educación fuera común, es decir, se necesitaba que en todas las escuelas se enseñe lo mismo, un mismo Curriculum, mismos contenidos. De más está decir que esos contenidos iban en línea con las costumbres de la época, por lo que dentro de “lo común”, entraba que las mujeres sepan coser y tejer y los hombres deban anotarse para entrar al ejército.
Si bien la Ley 1420 era de aplicación directa sobre los territorios nacionales (las provincias seguían con sus leyes), surgieron otras leyes complementarias: La Ley de Subvenciones y la Ley Lainez. Estas permitían la aprobación de subvenciones para la construcción de escuelas en los territorios provinciales (Ley Lainez) y que el Estado pueda otorgarles un sueldo a lxs profesorxs que iban a trabajar en esas escuelas. Pero, claramente, había una condición que cumplir ante esos beneficios: si se construían escuelas en las provincias y el Estado iba a mantener el sueldo de lxs profesorxs era obligatorio que sigan el formato de la ley 1420 (formación de ciudadanxs, patriotas y trabajadorxs).
Tan solo 100 años después (nótese el sarcasmo), en 1993 se dictamina la Ley Federal de Educación. En un contexto de gran apertura económica, producto de la instauración de los Estados Neoliberales y como consecuencia propia de la globalización, el sistema capitalista estaba cambiando su modo de producir, y a su vez,  los recursos estaban evolucionando (la tecnología avanzaba). Se necesitaban entonces personas que pudieran acomodarse a estos cambios, que fueran flexibles, creativos, autónomos.
Con el objetivo de entrar al mundo cosmopolita e ir “más allá” de la paria y el nacionalismo, se debía aumentar la inversión en la educación para poder forma ciudadanos que permitan el desarrollo del país en este contexto de globalización. Entran en juego entonces organizaciones internacionales de financiamiento, como el Banco Mundial y el FMI. El estado necesitaba pedir créditos para invertir en la educación. Pero, una vez más, ante el beneficio, se imponen condiciones: el Banco Mundial empezó a involucrarse en las políticas educativas de  nuestro país. Con el objetivo de priorizar la educación básica, se crea la EGB, y para mejorar la calidad y la eficiencia, se sigió el consejo de descentralizar la educación. Las instituciones educativas debían ser responsables de sí mismas y autónomas para disminuir el gasto público.
Para el año 2006, se crea la Ley de Educación Nacional. Contextualizada en un entorno de gobiernos populistas y con un proyecto que seguía la misma línea (fomentar la industrialización y la ampliación de derechos). Había también, una fuerte intención de independizarse de las organizaciones internacionales de financiación. Esta Ley trajo consigno la obligatoriedad del nivel secundario, una gran perspectiva en base a los Derechos Humanos y un foco en la formación docente.
Luego de conocer un poco acerca de lo que promulgaron estas tres leyes, y en respuesta a qué situación social, política y económica surgieron, tuvimos la oportunidad de comparar algunos artículos de la Ley Federal y  de la Ley Nacional. Hicimos foco en las responsabilidades del Estado, qué se dispone a garantizar, cuáles eran los propósitos de las políticas educativas y quienes son responsables  de estas acciones educativas. Algo clave en esta comparación fue el uso de ciertas palabras en cada artículo, lo que éstas implican (o lo que dejan sin regular), así también como el orden que cumplen en cada oración, dejando entrever las prioridades en cada contexto y en manos de quiénes estaba el poder.
El artículo 2 de la Ley Federal, por ejemplo,  dice que el Estado es responsable del cumplimiento de las políticas educativas, pero sin especificar cómo deberían cumplirse, o mismo, cuáles serían esas políticas educativas. En cambio, el artículo 4 de la Ley de Educación Nacional agrega algunas palabras para ser mas especifico a la hora de interpretar la responsabilidad estatal: “proveer de una educación integral, permanente y de calidad para todxs, garantizando igualdad, gratuidad y equidad”. Pero más adelante, en el artículo 6, esta misma Ley dice y agrega que no solo el Estado debe ser responsable de las acciones educativas, sino que también las provincias y la CABA, son responsables de que se cumpla el derecho a una educación gratuita e igualitaria para todxs. Respecto a esto, algo a destacar es lo que nombrábamos acerca del orden de obligaciones. La Ley Federal, coloca como responsables en primer lugar a la familia, luego al Estado y por último, en una misma línea de responsabilidad, las provincias, los municipios, la Iglesia Católica (y otras confesiones religiosas reconocidas) y las organizaciones sociales. Por su parte, la Ley Nacional, pone en primer lugar y en misma línea al Estado, las provincias y la CABA; luego los municipios, las confesiones religiosas reconocidas (nótese que no destaca a la Iglesia Católica como la anterior Ley) y las organizaciones sociales y por último la familia.
En cuanto a lo que debe garantizar el Estado, en ambas leyes se explica que el Estado garantiza el acceso a la educación. Pero la diferencia vuelve a ser la especificidad en la segunda ley: en esta se menciona la educación como un derecho. Cuando la Ley Federal simplemente habla de garantizar el acceso, no se especifica la manera de garantizarlo ni en qué condiciones. Ligado a la idea de educación como derecho que plantea la Ley de Educación Nacional, ésta reconoce que la educación es “un bien público, y un derecho social y personal garantizado por el Estado”, mientras que, la Ley Federal la reconoce como un bien social y “responsabilidad común”. Vemos entonces un claro desligue respecto a las responsabilidades estatales, si se toma como una responsabilidad de todxs, el Estado puede delegar sus obligaciones, “pasándose la pelota” entre el Estado, las provincias y las familias.
Respecto al propósito de la política educativa, la Ley Federal considera que su objetivo es “conformar una sociedad argentina más justa y autónoma, integrada a la región, al continente y al mundo”. Vemos en esto una fuerte injerencia del contexto neoliberal en que se encontraba el país al momento de dictarse ésta ley. Podemos decir que no es una integración real, sino que implica una connotación liberal, donde se propone la formación de ciudadanxs que respondan a las necesidades económicas del capitalismo actual. El significado de integración es otro, y podría apuntar a “copiar” modelos educativos extranjeros.  La Ley de Educación Nacional busca, más que integrarse al mundo, fortalecer el desarrollo económico-social de la nación mientras se cumplan las políticas educativas, reafirmando la identidad nacional, respetando los derechos y las libertades. Como vemos, la intención de esta segunda ley apunta más a los intereses propios del territorio, saliendo de las imposiciones neoliberales. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta a mi “yo docente” del futuro. Camila.

Hoy tengo, o tenemos, 22 años y casi 3 años de carrera completos. ¿Está bien si escribo en plural? Me cuesta pensarme en un futuro como en tercera persona, porque realmente espero seguir siendo y sintiendo lo que soy y siento hoy por hoy. Pensar en nuestra formación docente siempre me lleva al 2015, cuando en plena crisis existencial decidimos que Arquitectura no era lo nuestro y elegimos esto, la docencia. ¿Cuántas caras de decepción vimos cuando contamos que íbamos a dejar esa “gran carrera” para entrar en un terciario? Todavía duele en el fondo cuando lo pienso, más aún cuando algún/a adultx mayor de la familia nos pregunta cómo vamos en la carrera y notamos que no les interesa ni un poco lo que tenemos para decir, porque lo único importante es preguntar “¿Pero después podés hacer algo más, no? Alguna licenciatura, o doctorado, para trabajar en otro lado…”. Espero que para cuando estemos leyendo esto de nuevo, ya no duela. Pero mi objetivo acá es poner en juego nuestras convicci...

Carta a mi "yo docente" del futuro. Bruno.

Puede ser que con el paso del tiempo te vayas olvidando de la verdadera realidad, nosotrxs en la escuela vamos a ser docentes. Recordá el día que no sabías si te gustaba ser docente. Recordá el primer día que te enteraste que la docencia era lo tuyo, que era tu vocación. Espero que para ahora que ya estas dando clases ya recibido recuerdes todo lo que aprendiste en el profesorado, tanto de matemática como de la docencia. Primero que nada, acordate cuál es tu principal responsabilidad en el aula: Cuidar a lxs alumnxs. Después abordás a la enseñanza de la matemática, donde te evalúan para ver si sos un "buen docente" o no. Acordate que vos llegaste a trabajar de lo que verdaderamente te gusta, que estas ayudando a lxs chicxs a que puedan estudiar y sentirse peotegidos ahí. Les estas ayudando a que puedan ejercer su derecho al estudio, no como antes que te azotaban por aprender a leer y escribir. Andá a luchar por tus derechos Bruno, no te quedes de brazos cruzados mientras t...

¿Qué entendemos por calidad educativa?

Comenzamos la clase con un debate en torno a una nota del diario La Nación titulada “Respuestas insólitas en una prueba de cultura general en Derecho” [1] . En la misma, se comenta, como evidencia el título, la situación con la que se encontró un docente de la cátedra de Derecho Romano de la Facultad de La Plata al evaluar a sus alumnxs con una serie de preguntas de “cultura general”. Ya es de por sí polémico el recorte cultural que éste docente realizó: las preguntas son elegidas al azar según lo que él considera que sus alumnxs deben saber, pero no referido a la materia que él dicta. Por supuesto, son preguntas que él sí sabe responder, sería interesante preguntarle por alguna cuestión elegida al azar por nosotrxs para saber si efectivamente él es un sujeto con mucha cultura… Sí, léase con tono sarcástico… Preguntas como la nacionalidad de Saddam Hussein, no son claves para la formación de éstxs alumnxs, mucho menos el hecho de si el apellido, extranjero y poco común, fue escrito...